HISTORIA DE LA VIRGEN DEL ROSARIO DE LA ZUBIA

Es complicado llegar hasta los orígenes de la devoción a Nuestra Señora del Rosario en La Zubia, que supuso una de las mayores devociones populares del municipio y probablemente una de las más fuertes de esta zona de la provincia granadina.


Aparición de la Virgen a Santo Domingo.
Cuadro del Camarín de la Virgen del Rosario
de La Zubia.
Fotografía: http://www.iaph.es
En el año de gracia de 1208 en una capilla de Prouille, Francia, la santísima virgen se le aparece a Santo Domingo de Guzman el cual le pedía entre rezos que le ayudara a evangelizar a los que
luchaban contra la Santa Iglesia. La virgen se le apareció con un Rosario en la mano y enseñó a Domingo a rezarlo prometiéndole que muchos pecadores se convertirían y obtendrían abundantes gracias con su oración.

Tras la batalla de Lepanto y la victoria obtenida por la liga santa, una coalición cristiana formada por el Reina de España, Génova, Venecia y los Estados pontificios contra la Grecia continental en el golfo de Lepanto en el año 1571, su santidad el papa San Pío V establece la fecha del aniversario de la victoria, 7 de octubre, fiesta de Nuestra Señora del Rosario.
En 1448 el papa Sixto IV aprueba la primera cofradía del Rosario en Colonia, fundada por el fraile dominico Jacobo Sprenger. Desde ese momento las cofradía se extienden por Europa llegando a España al final de la reconquista.

De la mano de esta orden de predicadores llega a Granada la devoción al Rosario, concretamente de Fray Hernando de Talavera, que establece la cofradía en la Iglesia de Santa Cruz la Real.
La participación de la imagen de la virgen del Rosario de la capital granadina en la batalla de Lepanto, tras la que recibió el título popular de la virgen de Lepanto, así como los milagros como la estrella en la frente de la virgen que liberó a Granada de la terrible epidemia de peste hizo de la devoción al Rosario creciera y se expandiera también por la provincia.
Quizá ese sea el motivo de la llegada de la devoción a la virgen del Rosario en La Zubia, aunque cuenta la tradición popular, que la imagen de nuestra señora fue regalada por la Reina Isabel I la católica tras la victoria del ejército cristiano en la batalla de La Zubia el 25 de Agosto de 1491. 
La Reina Isabel I escondida en el Laurel de La Zubia rezando a la virgen
 y a San Luis Rey de Francia. Fuente: ES.18087.AMGR
Título: [Aparición de San Luis, Rey de Francia, a Isabel la Católica,
estando ésta oculta en un laurel, cerca de la Zubia.]
1800 - 1899 Grabado iluminado a mano.
La reina visitó el pueblo de La Zubia para contemplar las vistas que la villa ofrecía de Granada y controlar así el avance cristiano. Pero la reina y su ejército fueron sorprendidos por los musulmanes, escondiéndose la reina entre laureles y prometiéndole al santo del día, San Luis Rey y a la virgen que si ganaba la batalla fundaría un convento. Dicho convento actualmente recibe el nombre de San Luis el Real.
En respuesta a las gracias que la virgen le concedió en tan señalada fecha, la reina dotó al municipio de la imagen de una virgen conocida como Rosario.

En 1678 se funda la cofradía de Nuestra señora del Rosario en La Zubia con la imagen de nuestra señora como titular.
Dicha cofradía se mantiene con un gran número de donaciones de particulares que hicieron que la virgen tuviese una gran ajuar formado por mas de una decena de ternos, joyas, pulseras, collares, coronas de orfebrería de plata, un par de rostrillos enjoyados, así como multitud de elementos decorativos.
Cúpula del camarín de la virgen del Rosario,
reina, madre y patrona de La Zubia.
La gran devoción a la virgen también se muestra en su espectacular camarín, una joya protegida de nuestra parroquia con una inmensa cúpula con decenas de querubines que dirigen la mirada hacia la santísima virgen.
También encontramos en este camarín una quincena de cuadros alusivos a los misterios del Rosario, contemplables desde el exterior del camarín, que enmarcan a la sagrada imagen en el altar.
Tras la patrona de La Zubia aparece un cuadro de la aparición de la Virgen a Santo Domingo.
El camarín dispone de una puerta que conecta, tras unas escaleras, directamente la calle con "el cielo de La Zubia", el camarín.

Una clara muestra de la devoción a la virgen del Rosario es su altar, el más grande de toda la parroquia; y su capilla, la de mayor tamaño.
Altar de Nuestra Señora del Rosario.

Se trata de un retablo constituido por banco, un solo cuerpo, una sola calle y ático. El banco, con dos puertas laterales, presenta un altar adosado en el centro y, sobre él, un sagrario de forma arquitectónica con columnas adosadas de orden compuesto, sobre las que descansa un frontón triangular rematado por cruz. La puerta del sagrario representa un copón en relieve. A ambos lados, se sitúan molduras cuadradas con decoración vegetal en relieve de guirnaldas. En el cuerpo central hay dobles columnas de orden compuesto que flanquean una hornacina central semicircular de cristal con molduras en madera dorada. Un entablamento partido da paso al ático del conjunto donde se sitúa un lienzo de la Inmaculada Concepción. Todo el retablo está pintado en colores tierra imitando el mármol y con molduras en madera dorada. (Fuente: http://www.iaph.es)
El altar, de estilo barroco del siglo XVIII, fue una donación de los hermanos de la cofradía don Antonio de Escobar y don Antonio García de Lara.
La devoción a la virgen del Rosario se hizo popular lo que se observa en el archivo parroquial en la visita de varios arzobispos a la sagrada imagen.

La imagen de la virgen comenzó a acompañar al patrón de la villa en su procesión anual del 16 de mayo el siglo pasado, dejando de hacerlo san Miguel Arcángel (Co-patrón) y Nuestro padre Jesús Nazareno (que lo hacía por la gran devoción con la que contaba en el pueblo).
Junto a la virgen marchaban las mujeres del municipio vestidas a la usanza de las camareras encargadas de vestir a la virgen, cuidarla y guardar debidamente el ajuar de la Virgen.
Manto bordado por las monjas franciscanas
clarisas de Lekunberri.
El ajuar de la virgen en la actualidad sigue siendo muy rico siendo la última incorporación un manto bordado en sedas por las monjas franciscanas clarisas de un convento de Lekunberri (Navarra) y que ha sido financiado por la parroquia y por los devotos de la virgen.

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